miércoles, 12 de noviembre de 2014

La moneda perdida.

12 de Noviembre de 2014.

Camino por la Gran Vía de Bilbao.
Es un día normal, como otro cualquiera, un día único, como otro cualquiera.

El 12 de Noviembre 1793, el alcalde de París, Jean Sylvain, es guillotinado.
El 12, de 1912, el presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas es asesinado en la Puerta del Sol.
El 12 de 1980, la nave espacial estadounidense Voyager I hace su primera aproximación a Saturno y recoge las primeras imágenes de sus anillos.
El 12, de 1990, Akihito es entronizado como 125º emperador en Japón.

Todo eso daba igual ahora, en mi cabeza pululaban mareadas una retahíla de ideas sinsentido.
Hoy también iba a ser un gran día en la historia de la humanidad. En mi historia.

Cruzo la acera.
Alzo la vista y,...
Allí, inmóvil, paciente, aguarda una sombra, indiferente, descuidada... bella.

Observa la nada con ojos perdidos, sin embargo, ha calado mi ser con una fragancia única e indescriptible.

Quizás ella no lo sepa. O quizás sí, pero lleva años viéndome crecer, antes en mi barrio, ahora en la gran ciudad.

Estatua humana, serena y calmada; vestida de blanco, pura y frágil. ¡Debo comunicárselo! Debo darle las gracias de alguna manera.
Ella me ha visto crecer, me ha enseñado la calma, y la belleza de la contemplación, a crecer desde el interior.

Quier- No. Deseo ser sorprendido. Que me alegre el día, alegrarle el día. Que me enseñe su arte como una vez ya lo hizo.

De mi bolsillo, una moneda.
Era un euro normal, como otro cualquiera, pero a la vez único. En éste se hallaba el rostro de Wolfgang A. Mozart.

Para cuando me dí cuenta, estaba frente a ella.
Me inclino humildemente, le miro a la cara.
A pesar de su maquillaje de mimo se aprecian las arrugas de la edad, pero eso ahora da igual. Transmite ternura, y amor de madre.

Le miro a los ojos, ella ya había puesto la mirada en mí desde antes de darme cuenta.
Música en la mirada.
Se encoge y arrima al pecho la rosa que sostiene entre sus manos, eleva tímidamente los hombros y sonríe.
Sonrío.

Paz interior, alma en sosiego.

Hasta la próxima.
Me giré demasiado rápido.
No sé si por nervios o entusiasmo.
Necesito volver a verlo.

Volveré.